Piedra, madera y teja

Obra nueva

Situado en un valle de Pinares, Frumales es una pequeña localidad de la provincia de Segovia. Su núcleo urbano, rodeado de laderas y cultivos, es una amalgama de construcciones de diferentes épocas y facturas con predominio de muros de mampostería y cubiertas de teja. El emplazamiento, colindante con el arroyo, es la suma de tres parcelas deformadas por sucesivas segregaciones y colmatadas de construcciones en diferentes estados de ruina.

El proyecto reconoce el lugar, el valor del material en ruinas, y desarrolla la vivienda desde la reflexión estructural y constructiva. El plano vividero, elevado sobre el suelo blando del lecho del río, se construye con una retícula de vigas y pilares que definen la cota maestra de apoyo. Sobre esta descansa el cascarón ligero de cubierta, un entramado de pórticos seriados de madera que son ensamblados y montados durante un solo día. La cubierta define geometría, volumen y materialidad interior del espacio doméstico, mientras que al exterior se configura como una cubierta ventilada recubierta por una piel de teja cerámica. La fachada multicapa que envuelve toda la casa recupera la piedra caliza existente para todo el perímetro exterior, mientras que los paramentos que se desgajan formando patio y porche se contrapone un acabado terso blanco.

El interior no deja de ser una nave genérica, una estructura flexible matizada por el programa. A la calle la vivienda se fortifica, con una franja ocupada por zonas de servicio y almacenaje. La sección se acota en las habitaciones introduciendo un sobrado segoviano, y el porche continuo prolonga las estancias al jardín. La ubicación estratégica de los huecos enmarca las vistas y configura un interior dinámico con múltiples orientaciones y matices de luz. La secuencia espacial que proporcionan patio, porche y jardín permiten tejer interior con exterior, creando espacios intermedios, ámbitos protegidos al aire libre y dotando al conjunto de vistas cruzadas, transparencias y reflejos.

Frente a la dureza climática de la meseta castellana implementamos las estrategias tradicionales, activas y pasivas, que permiten lograr una calificación energética A. La vivienda se recubre con un aislamiento generoso, eliminando los puentes térmicos y conformando unos cerramientos de gran inercia que aprovechan la oscilación térmica día/noche. La altura de techo junto con la disposición de huecos facilita la ventilación cruzada o el efecto chimenea según la estación. Un hogar central produce y distribuye calor a toda la vivienda durante los meses fríos.

Arquitectos

Roberto Lebrero López, Borja Gómez Martín

Fotografías

Miguel de Guzmán

Fin de obra

28/11/2016

Fabricante

Cobert

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