El Pabellón de la Administración forma parte del conjunto modernista del Recinto Histórico del Hospital de la Sant Creu i Sant Pau, proyectado y ejecutado por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner entre 1902 y 1923. El conjunto Modernista del recinto está incluido en el Catálogo de Patrimonio Histórico Artístico de la Ciudad de Barcelona, declarado Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (1997) atendiendo a los valores históricos, arquitectónicos y urbanísticos.
Fue concebido como la gran puerta de entrada y punto neurálgico que aglutinaba las funciones de recepción de enfermos, gestión administrativa, almacenaje así como el archivo general, la biblioteca para el cuerpo médico junto con el museo y la sala de actos para todo el recinto.
Con el paso del tiempo el Pabellón fue objeto de modificaciones y ampliaciones mediante anexos, entreplantas y altillos que alteraron la imagen original. Estas modificaciones junto al progresivo deterioro y envejecimiento de los materiales, la acción de los agentes atmosféricos y la contaminación, causaron un fuerte impacto en la imagen del edificio. En el 2009 era pues, el reflejo de un edificio que había soportado una vida intensa de transformación y adaptación a las nuevas tecnologías del mundo hospitalario.
Los derribos y desmontajes de las entreplantas dejaron al descubierto una serie de heridas y mutilaciones que nos llevaron a reflexionar sobre la manera de llevar a cabo esta intervención. Fue voluntad del equipo redactor mantener los espacios interiores tal como eran en su origen y considerar los signos del paso del tiempo como elementos con un valor estético per se, capaz de potenciar la puesta en valor del edificio, siguiendo como criterio la recuperación del estado original en unos casos y mostrar la historia del pabellón a través de las cicatrices en otros.
Para preservar el alto valor histórico y patrimonial del Pabellón en la incorporación del nuevo programa de necesidades, –un Centro de Conferencias y Servicios generales de administración y gestión para el Recinto Modernista -, nos planteamos cinco estrategias de intervención;
Restablecer la imagen urbana y monumental del edificio. Recuperación del estado original buscando de nuevo la fuerte simetría del edificio y su plaza de acceso, reforzando la transparencia del porche y recuperando la imagen de las fachadas proyectadas por Domènech con la restitución de la ornamentación perdida o deteriorada.
Reorganizar las circulaciones y piezas de servicio. Clarificación y racionalización de los recorridos proponiendo la substitución de los espacios originales de escaleras secundarias y servicios como nuevos núcleos de comunicación vertical de personas e instalaciones. Recuperación de las logias y salas en fachada sur como recorridos horizontales conectados a los núcleos de nuevas escaleras y ampliación de espacios de servicios en salas anexas enterradas.
Recuperar los espacios interiores más relevantes para nuevos usos. Los 4 núcleos de comunicación incorporados permiten liberar el 100% de las estancias originales, preservando la morfología espacial en todas ellas y recuperando el estado original ornamental en mayor o menor medida dependiendo del grado de conservación en el que se encuentran.
Neutralidad en la incorporación de los nuevos materiales para destacar los materiales originales respecto de lo nuevo, sin vocación de competir, buscando en todo momento la contención, el rigor y la esencia en las nuevas intervenciones.
Incorporación de criterios de sostenibilidad e integración de las instalaciones Se ha trabajado con el binomio eficiencia y confort de los usuarios, manteniendo siempre el máximo respeto al valor patrimonial del edificio a pesar de las dificultades que supone el trazado de las instalaciones para adecuarlas al nuevo uso dada la riqueza decorativa del conjunto.
Durante el Modernismo, casi todos los arquitectos utilizaran el ladrillo, la cerámica y el mosaico de cerámica, pero ninguno de ellos evolucionó y adaptó las dos artes de una manera tan representativa como Domènech i Montaner. Su obra es inusual y única, con la finalidad de ser aplicada para cada espacio, buscando función y belleza a partir de diseños y colores específicos. Esta evolución hacia los revestimientos cerámicos y sus diversas aplicaciones no la encontramos solo en el interior de sus obras, también la aplica en las fachadas y cubiertas de sus edificios.
Para poner en valor la gran riqueza decorativa y escultórica en cerámica de este Pabellón, hemos adoptado cuatro criterios de actuación que a su vez reflejamos en la documentación fotográfica adjunta:
Restauración, El objetivo es restituir el aspecto original, y para su recuperación se aplican técnicas nada agresivas de limpieza y saneado de revestimientos o elementos ornamentales, junto con aspectos de consolidación y rejuntado.
Reintegración, Reproducción del estado original de aquellas piezas o superficies muy deterioradas o con pérdidas que debido a su conocimiento físico, gráfico o fotográfico nos permiten substituir, restituir o reintegrar el original, a veces sólo aplicando técnica ilusionista.
Reinterpretación; Son actuaciones realizadas con el fin de mejorar y recuperar piezas que se han perdido y de las cuales no existe información suficiente para su restitución.
Reubicación; Reposicionar en lugares estratégicos del edificio los materiales cerámicos originales que se han desmontado. Se disponen como revestimiento expositivo y se colocan con una técnica reversible de mortero especial para facilitar su recuperación.